El reto de la escultura del caballo fue realizar la figura a escala real. El punto de partida fue una pieza de tronco de grandísimas dimensiones, la cual hubo que trabajar con sumo cuidado para lograr un efecto lo más realista posible, y sin errores de diseño. Algunos curiosos comentaron que pensaban que en la lejanía ¡era un caballo real!.
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